La diversificación en contenido deportivo ha crecido considerablemente en los últimos años, ya sea por la canalización de otros deportes más allá del futbol o simplemente por la gama de medios de transmisión. Sin embargo, y pese a todas las expectativas posibles, el rey del deporte seguirá siendo el futbol.
Ha sido tan relevante dicho deporte que se ha convertido en un escenario perfecto para la implementación de negocio productivo. Si solo hablamos de la Liga MX, es un producto que logra generar $555 millones de dólares al año, según el portal Howmuch.net, y pese a que no le genera un rasguño a la NFL o a la propia Premier League se ha convertido en una buena referencia comercial.
El gran poder económico que sustenta la liga mexicana ocasiona que los jugadores gocen de altos ingresos y estilos de vida bastante cómodos; de otra forma, los patrocinadores en demasía es probablemente el ejemplo claro del poder mediático que existe en el futbol mexicano; pero algo que ha tenido gran impacto son los derechos televisivos pues, a diferencia de muchos otros lugares, el modelo de transmisiones ocurre de forma unilateral es decir, se divide entre diversas empresas televisivas.
El negocio de la selección mexicana y el Mundial
A finales de septiembre, se acordó la renovación de los derechos de transmisión, de la selección mexicana, para Televisa y Tv Azteca. Dicha renovación implicó un incremento en “valor” para la Femexfut y los propios patrocinadores de la selección mexicana, justificado como una mayor cobertura en las audiencias. Lo intrigante, más allá de ocho años más de contrato, es que la contraoferta presentada por América Móvil y Telemundo fue de más de 200 millones de dólares. ¿Quién es el verdadero beneficiado?
Al día de hoy, existe una intrigante poco conocida. Las constantes investigaciones para destapar actos de corrupción dentro de todo el organismo de la FIFA han revelado un agente prácticamente desconocido; se trata de la empresa Mountrigi Management, quien adquirió de forma contundente los derechos televisivos de la Copa del Mundo hasta 2030 para territorio latinoamericano.
La empresa, según informa “The New York Times”, tiene sede en Suiza y solo tiene registrados tres empleados. El proceso interesante comienza cuando los acuerdos de derechos, que debieron ser públicos, no lo fueron. Los detalles del arreglo salieron a la luz tras una investigación realizada por Estados Unidos cuando se acusó al exsecretario de la FIFA.
Como resultado de esa investigación se destaca que la empresa Mountrigi es en realidad una filial de Televisa. Dicha sociedad filial, pagó cerca de $190 millones de dólares para asegurar los derechos de los mundiales de 2018 y 2022, mientras que los correspondientes a 2026 y 2030 se estima fueron superiores a los 200 millones.
Lo más destacado es que en 2015 fueron revelados detalles como este ante un proceso similar de corrupción en la FIFA. Dentro de esa investigación, fue el diario “El Financiero”, a través del periodista Raymundo Riva Palacio, quien detalló el qué y cómo de la empresa así como el vínculo existente en la compra y venta de derechos de transmisión en América Latina. Pese a que dicha información fue absolutamente negada por Televisa en un comunicado, al día de hoy vuelve a surgir el nombre de la empresa y el vínculo con Televisa.
Cabe señalar que la empresa mexicana ha tenido los derechos de los últimos Mundiales, los cuales son distribuidos por varias empresas cableoperadoras en toda América Latina; ya sea a través de Sky en México y Centroamérica o inclusive DirecTV, Televisora de Costa Rica o Montecarlo TV en Sudamérica, un negocio “redondo” si lo vemos desde la perspectiva que estas compradoras son clientes, de forma directa e indirecta, de la filial Televisa Networks.
¿Cuánto gastan los aficionados por ir a un Mundial?
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Solo como referente, para América Latina, tomando como base información de LAMAC, la televisión de paga tiene una penetración del 59.51% de la población y si tomamos como ejemplo a DirecTV hablamos de un alcance del 15.8% para Argentina, 20.5% para Colombia, 17.5% para Chile y 29.83% para Brasil.
Nadie es culpable de hacer negocios, sin embargo la relación de “corrupción” existente hace que la situación de negocio tienda a magnificarse y donde solo una cara de la moneda sea suficiente para ponernos a pensar.