El torneo WTA Finals de Cancún concluyó envuelto en polémica y exhibiciones. La tenista polaca Iga Swiatek ganó el certamen luego de vencer a la estadounidense Jessica Pegula con un marcador de 6-1 y 6-0. Este logro coloca de nueva cuenta a la originaria de Varsovia en la posición de honor del ranking mundial.
Premios económicos WTA Finals Cancún
Iga se hizo acreedora de 3.02 millones de dólares tras coronarse en el Estadio Paradius; 1,476,000 dólares fueron por ganar el encuentro final. Aunque debido a su paso perfecto a lo largo de todo el certamen, le permitieron sumar más billetes verdes a su cuenta bancaria.
Con tan solo 22 años de edad, Swiatek suma 17 campeonatos individuales del WTA Tour, seis son de categoría 1000, además de cuatro Grand Slam, donde destaca la triple corona en la arcilla del Roland Garros. La popularidad de la raqueta polaca ha sido tal, que se ha convertido en un emblema deportivo en su país.
El monto inicial por participar en singles fue de 198 mil dólares, misma cantidad por partido ganado. Al llegar a la instancia de semifinal, las atletas recibieron 54 mil dólares y las finalistas 756 mil dólares. Mientras en la modalidad de dobles, el bono inicial fue de 90 mil dólares, 36 mil por partido ganado en fase de grupos y 144 a la dupla finalista. Asimismo, 360 mil dólares fueron para las campeonas; la pareja ruso-alemana de Vera Zvonariova y Laura Siegemund recibieron este premio.
Caos y decepción en los WTA Finals
Cancún fue el anfitrión del WTA Finals de manera emergente, ya que seis semanas antes del inicio del torneo, la ciudad mexicana fue seleccionada como sede. Contrarreloj, los organizadores tuvieron que adecuar y terminar las instalaciones, incluso el escenario principal se concluyó “sobre la hora”. Según Gustavo Santoscoy Arriaga, promotor del evento, la inversión total superó los 14 millones de dólares por el poco tiempo de preparación.
Las jugadoras se marcharon de tierras mayas decepcionadas por la organización. Tenistas como Marketa Vondroušová, Elena Rybakina y Ons Jabeur se manifestaron molestas de forma pública por no tener tiempo ni espacios para entrenar previo a sus partidos. Por si no fuera suficiente, la lluvia complicó aún más la realización del campeonato y apagó a la afición y “el bote de la pelota”.
